El sinsentido de la existencia

Sinsentido existencial

“El sinsentido de la existencia”, esa frase hace que muchos levanten una ceja, sonrían condescendientemente, muevan la cabeza negativamente o inicien un sermón sobre Dios, la esperanza, la buena vibra y lugares comunes propios de manuales de auto ayuda. Se tacha de negatividad o peor aún de estupidez ( tan bonita que es la vida, dice mi otro Yo, mientras sonríe desde la hamaca en la cual se balancea, ya estás de amargosito me señala, mientras se recuesta otra vez). No es amargura, es la intoxicación filosófica propia de la herencia existencialista que corre por mis venas y cerebro.

La existencia por sobre la esencia, viejos debates, ¿somos esencia, única e inconmovible desde el inicio de los tiempos (Parménides) ? ¿O somos una existencia que se modifica según nuestras experiencias, ese proyecto incompleto llamado ser humano, siempre cambiante siempre en pos de ser más o menos ( Heráclito)? Veamos las opciones: Si soy una esencia, no puedo modificarme, pues lo que soy lo he sido y seré siempre, ya esta escrito, ya está trazado, inamovible destino, “así lo quiso Dios, así lo quiso el creador” ( Alex Lora dixit), esa frase “Sí Dios quiere”, es decir que lo que nos sucede no depende de nosotros, sino de lo externo.

Ahora, ser existencia, traducido al lenguaje corriente y común es que podemos ser otro ( ¡y otra sin olvidar los demás colores del arco iris!, mi otro Yo y sus correcciones políticamente adecuadas de mi simplismo genérico), no hay nada escrito, el que somos hoy ya no lo es mañana por la experiencias que hemos vivido ( emociones, conocimientos, sentimientos que experimentamos de un día al otro). Somos un proyecto inacabado, no hay horóscopo, ni runa, ni tarot que nos indique el camino a seguir. Pero he aquí donde la existencia se vuelve una trampa, al ser solo nosotros, no hay a quien responsabilizar de nuestros errores y aciertos ( ¡¡Correctísimo se ha ganado un puro¡¡, señala mi otro Yo, con bigote a la Groucho Marx, los errores son huérfanos, a los aciertos les sobra progenitores, menciona mientras sube y baja las cejas) más que a nosotros, eso nos incomoda y nos angustia ( Sartre Dixit).

¿Cómo saber si estoy en lo correcto, cómo si no hay plan trazado, mi mapa del camino a seguir, más que ese que vamos generando conforme caminamos? Peor aún, caer en cuenta que la existencia no tiene más sentido que aquel que cada uno le otorga, y si por razones de tristeza, perdida, dolor o depresión no le hallamos cuadratura al círculo, estamos jodidos, allí entra el “sinsentido de la existencia”, pero ¡¡ojo tuertos!! Así que como no hay esencia, esa negatividad, ese sufrimiento no nos define “para siempre”, digo se siente así, pero es porque todo lo vivido pierde sentido, la existencia, vivir se vuelve una carga, muy pesada y absurda ( ¡Aguas con la piedra! Me grita mi otro Yo desde la montaña de Sísifo, mañana hay que volverla a subir, así sucesivamente, grita mientras la piedra amenaza con llevárselo, puro incluido).

Dijo el maestro Cioran que se suicidan los que pierden el sentido de su vida, no así aquellos que nunca han contado con dicha brújula, así que ya sabemos lo que se necesita, encontrar otro sentido, pero ante las perdidas sufridas no es sencillo barrer los fragmentos, tirarlos a la basura e iniciar. Desde afuera la exigencia del respetable que asiste a nuestra debacle existencial, nos grita, nos anima, nos avienta sucesiones tras sucesión de frases positivas sin lograr resultado alguno, se desespera nos acusa de negativos, egoístas y perdedores, es comprensible su desesperación, pero no así su incomprensión por el duelo, el luto que se tiene al perder el sentido. Después de Auschwitz la humanidad perdió su sentido, ¿cuál progreso?, ¿cuál humanidad? Lo dijo Camus, lo absurdo de vivir en un mundo después de los hornos crematorios y la Solución final y a ello sumarles todo lo que vino después ( ¡Uy no pues ni cómo ayudarte mi chavo! Mi otro Yo quitándose el polvo después de ser atropellado por el juguete de Sísifo).

 No hemos hallado aún un nuevo sentido digno de ser llamado esperanza, el internet, las redes sociales son el nuevo opio del pueblo ( ¡San Carlos Marx al ataque!), nos acerca tanto que termina por alejarnos, basta ver una imagen de un fumadero de opio de la Inglaterra victoriana, cada uno en su cama perdido en los efluvios del opio, hoy cada quien conectado en su teléfono personal, Tablet o lap top, perdido en sueños cibernéticos de likes ( Narciso debería tener su altar en algún dominio de Google, yahoo o demás, señala mi otro Yo¿o, tienes una relación de masoquismo con la red, chécate con tu chaman o exorcista de confianza?).

Así que a modo de conclusión parcial, la búsqueda de sentido después de la caída ( Víctor Frankl, Albert Camus en su afán por explicar la condición humana) es lo que nos tiene así, buscando, cuestionando, reflexionado, o al menos debería de ser el curso a seguir, en tiempos de pandemia se hace necesario encontrar “el sentido” del encierro, la sana distancia, los muertos, los enfermos, el trabajo en casa, la educación en casa, la violencia en casa, sino cuando salgamos del túnel no habremos aprendido nada y los muertos habrán sido en vano. El sinsentido de la existencial es más actual de lo que se cree.

Publicado por eticadiaria

Reflexionando desde la realidad y para la realidad, una mirada a la Filosofía sin la exquisitez del lenguaje que nos aleja de la realidad

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