Pensábamos que todo lo teníamos, que habíamos conquistado la creación, que nuestra tecnología, nuestras autopistas virtuales todo lo podían, el mundo al alcance de un “enviar”, las aplicaciones, teléfonos inteligentes( de hecho las televisiones, tabletas, relojes e incluso las casas son inteligentes, me señala mi otro yo en un alarde de conocimiento tecnológico sin precedente). Pero sucede que el “emperador “ va desnudo por la calle, a la vista de todos, como así, pues resulta que un virus puso en evidencia al “rey de la creación”. Veamos
Lo que ha quedado en evidencia en esta pandemia ( “nueva normalidad”, señala mi muy políticamente correcto otro yo, con cubrebocas y lleno de gel, como se debe) es lo mal preparados que estamos para enfrentar esta “realidad”.
No contamos con los sistemas de salud necesarios para enfrentar esta emergencia, no hay tecnología, ni infraestructura, ni los recursos humanos necesarios para enfrentarlos ( llámese médicos, enfermeras y personal del sector salud) no sólo en México sino a nivel mundial. Los llamados países del primer mundo están siendo superados por los contagios y las muertes. La situación de las vacunas está dentro de ese mismo tenor con la diferencia que pone en evidencia el abismo entre primer mundo y el tercero ( ¡Sálvese quien lo pueda pagar! Grita mi otro yo envuelto en su traje hazmat hecho de papel estraza y cartoncillo).
Las economías están tronando, el desempleo aumenta al tiempo que nos encerramos y cerramos diversas actividades productivas; el dilema es trabajo y me arriesgo a enfermar o me cuido, no salgo y no trabajo, si trabajo tengo dinero, si me enfermo no hay quien me atienda ( ¡Quédate en casa con rosario, crucifijo y agua bendita en vez de gel, encomiéndate al santo de tu devoción y aprieta las pestañas! Señala mi otro yo en su bunker anticovid retacado de papel de baño). Ok, el trabajo en casa es una solución para ciertos trabajos, pero no para todos.
La educación hace agua al no tener la capacidad de atender a los alumnos, es una falacia que los alumnos están aprendiendo, ese porcentaje de alumnos que estudia y aprende sin y a pesar de los maestros no tiene problema alguno con las clases en línea, yo lo digo por el común de nuestros mortales alumnos que necesitan de apoyo y guía para entender lo que las clases en línea les pide. Ser padre o madre no otorga en automático el título en práctica docente, planeación y demás tareas que los docentes enfrentan a diario en las aulas( y que decir de aquellos que mandaban a sus hijos a la escuela pues no sabían qué hacer con ellos en casa, me recuerda mi otro yo).
Se nos había vendido la idea de estar todos juntos, la socialización extrema ( festivales, conciertos, aglomeraciones de gentes por religión, política, cultura, música) estar conectados, somos seres gregarios que buscan otros yo para compartir, gozar, vivir ( muy amargositos señalamientos recalca mi otro yo desde debajo de la cama)
El emperador está expuesto, es vulnerable, el Covid 19 y sus mutaciones nos han hecho ver que estamos desnudos, que creímos tenerlo todo bajo control y que nada podía detenernos, hoy cada quien en su casa, bunker o cárcel familiar no hace sino suspirar por esos días ajenos de “nueva normalidad”, soñando con regresar a la “normalidad” sin saber que ya nada volverá a ser como antes.