Abonando el terreno

Sucede que la violencia contra la mujer en nuestra sociedad no es un fenómeno  nuevo, ni novedoso es un fenómeno que ha pasado de ser algo “normal” a  un aspecto negativo de nuestras relaciones personales.

Antes que un hombre golpeé a su esposa, antes que un grupo de jóvenes viole a una mujer en un callejón, antes que un asesino anónimo ataque sexualmente y mate a una mujer para dejar su cuerpo en el desierto hay un camino previo. El de la justificación velada a esa agresión , son las raíces ideológicas, culturales, religiosas y sociales de la violencia.

La sexualidad es el eje que hace girar nuestras vidas, somos seres sexuales, no podemos negarlo, pero sucede que la mayor parte de nuestros esfuerzos van encaminados a negar dicha verdad. Al censurar, reprimir y negar se busca dominar un aspecto de nuestro ser, de nuestra integridad de ser humano.

La asignación de roles sexuales pone en desventaja a la mujer, ya que al ser designados por la sociedad, se vuelven parte del imaginario colectivo, el cual clasifica a las mujeres como débiles ( física, mental y espiritualmente) , emocionalmente inestables, dependientes  económica, sexual e ideológicamente. Pero también poseedoras de un cuerpo, del “objeto” de deseo; la noción de amor se trastoca en apropiación de un “objeto sexual” que fue creado para servicio y control del varón, en esa dominación se da la amplia gama de violencia que miles de mujeres sufren hoy día, la sexual ( violación, manoseo, acoso) , la psicológica ( chantaje, humillación, desvaloración) y  la física ( golpes, maltrato). Lo masculino encuentra un competidor en lo femenino, no un complemento sino una fuerza a la cual subyugar. La vasta sexualidad femenina no debe ser restringida por : la familia, la sociedad, la religión, la ideología. Mujer es aquello que es y no es igual a lo masculino.

Por ello abonamos el terreno de la violencia al hacer comentarios u acciones que justifiquen la dependencia de lo femenino hacia su contraparte.

Madres que se desviven por sus hijos varones, que inculcan en sus hijas dicha sumisión al padre y demás figuras de lo masculino, en la aceptación de los moldes sociales donde aún hoy es mal visto que una mujer tenga amante o sea madre soltera y justificando la masculinidad por el número de hijos y amantes que se tengan, jerarcas religiosos que asumen a la mujer como “madre abnegada” y glorifiquen su papel de “reproductoras”, Medios de Comunicación que usan y abusan del cuerpo femenino al asociarlo con objetos de consumo, la opinión de políticos que descalifican a  la mujer y achacan su muerte al tipo de ropa que utilizan dando a entender que si estuvieran en casa nada malo les pasaría, la  mujer que permite que su novio o pareja decida “todo” por ella.

Así se prepara el terreno, así de manera silenciosa y a muchas voces hacemos a la mujer víctima propicia para el sacrificio.

Publicado por eticadiaria

Reflexionando desde la realidad y para la realidad, una mirada a la Filosofía sin la exquisitez del lenguaje que nos aleja de la realidad

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar